Viñedos en Inglaterra y Olivos en Alemania

¿Cabe imaginar que en cincuenta años podamos poder tener vinos DOG de Dinamarca, aceite de oliva del Valle del Danubio o mangos y papayas de Galicia? La idea no es descabellada si se cumplen las hipótesis científicas que contemplan un ascenso progresivo de la temperatura de entre 1 y 4 º en todo el planeta a lo largo del siglo XXI. Lo cierto es que todos los modelos manejados por la Comunidad Científica Internacional corroboran una alta posibilidad de que a mediados del siglo XXI lo "normal" sea lo que hasta el siglo XX era lo "excepcional". Veranos del Milenio como el del 2003, mareas que sumergen Venecia u olas de calor e incendios forestales como los del 2002 en Siberia o Alaska podrían pasar a ser algo frecuente y con lo que se debería convivir anualmente. Las consecuencias socioeconómicas son de una magnitud tal hasta el punto que se requeriría una nueva "adaptación al medio" del hombre y la naturaleza sin parangón desde, al menos, el fin del último período glacial.

Ya el siglo XX acabó marcado por un desbarajuste climático mundial que a menudo era primera plana por las consecuencias de todo tipo que de ello se derivaban. Pasada la meta que había tenido en vilo a la Humanidad desde por lo menos la Segunda Guerra Mundial, la llegada de la fecha mítica del 2000, ciertas expectativas agoreras sobre el temido "cambio climático global" se abrían paso entre la Humanidad. La acumulación de malas noticias no era casual. En una sociedad muy tecnificada parecería que las influencias del clima sobre la economía, la sociedad y la vida en no deberían de ser notables. Pero lo cierto es que más que nunca el tiempo era noticia, y no porque nos hubiéramos convertido todos en ingleses y no tuviésemos otra cosa de qué hablar. Vivimos en un mundo más "caliente" que nunca por muchas razones y la atmósfera no se ha querido quedar atrás.

Inviernos como los de los años 1982, 1998 o 2002,en que se llegó a pasear en mangas de camisa a la ribera del Sena en París, el Támesis en Londres o el Danubio en Budapest o Viena, venían precedidos o seguidos de anómalas y brutales nevadas y fríos fuera de temporada. Lo nunca visto sucedió cuando se vio nevar a principios de septiembre de 1996 o septiembre de 2003 en Austria, Baviera y Suiza o cuando la primavera de 2001 fue la más fría en 150 años en Francia y Alemania o se vio nevar en el mismo Mediterráneo en una fecha tan temprana como noviembre, como en Barcelona en 1999.

Estos fenómenos llamaron la atención de los climatólogos que advertían de que se estaba delante de uno de los primeros síntomas del cambio climático en ciernes. Nunca como antes se había llegado a afirmar que "el tiempo se está volviendo loco" y, como colofón, más de 15 mil muertos y superar todos los récords por arriba en las temperaturas desde que se tenían registros en Europa el verano de 2003 confirmaron lo temido. El calentamiento estaba ya en marcha. Ni las recomendaciones del Tratado de Kyoto ni las conclusiones del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPPC) estaban siendo muy tenidas en cuenta. Los países desarrollados velaban por mantener sus objetivos de crecimiento industrial y, algunos de los países que sabían que el Siglo XXI era "el suyo", como la China y la India, reclamaban mantener sus "cuotas de contaminación". Incluso el mandatario de Rusia, Vladimir Putin, llegó a afirmar que a su país "firmar el Tratado de Kyoto y cumplirlo no le convenía". Las expectativas climáticas convertirían, gracias al corrimiento de unos centenares de kilómetros de las franjas climáticas hacia el norte, al país del gran frío y los grandes bosques, en un granero a mediados del siglo XXI.

Un verano como el del 2003 cada mil años (hasta ahora)

En España, los fenómenos meteorológicos extremos, básicamente la alternancia de períodos de sequía con lluvias súbitas y torrenciales, ha sido siempre la constante. Pero no pocos climatólogos advertían que lo peor podría estar incluso aún por llegar a medida que se confirmase la tendencia a un calentamiento y "extremalización" del clima ibérico. Javier Martín Vide, Catedrático de Geografía Física y Climatología, en la UB y presidente de la Asociación Española de Climatología, manifestaba con motivo de la histórica ola de calor de verano del 2003 que "batir records climáticos es, desde un punto de vista probabilístico, fácil, por lo que la avalancha de noticias sobre sucesos meteorológicos extremos ha de filtrarse convenientemente, más hoy en día en que los medios de comunicación están presentes en cualquier lugar remoto del planeta". El verano de 2003 en buena parte de España y varios países europeos tuvo un carácter realmente extraordinario, "con períodos de retorno superiores al milenio". Según Martín Vide, no se podía demostrar una relación causal directa entre el cambio climático antrópico y el carácter extremadamente caluroso del citado verano. "Sí que, por el contrario, puede decirse que el verano del 2003 constituye un hecho más en la misma dirección del calentamiento global. Será la acumulación anómala de sucesos extremos, sobre todo, aunque no exclusivamente, en la línea del calentamiento, la que podrá considerarse evidencia del cambio, precisamente como consecuencia de los reajustes "bruscos" del sistema climático a la alteración humana".

Las expectativas, en medio de grandes polémicas sobre el reparto de los exiguos recursos hídricos del país con el controvertido Plan Hidrológico Nacional (PHN), apuntaban a que "fuese plausible que la lluvia en España muestre en el futuro unas pautas temporales más irregulares que las actuales, es decir, concentrada en pocos días, lo que agravaría las sequías y reforzaría los episodios de precipitaciones torrenciales".

A medida que transcurre el siglo XXI, más preocupantes son los cambios en las diferentes variables meteorológicas. No sin haber sido avisados de sobras desde hace ya décadas. De hecho, desde por lo menos la década de los 70, la Comunidad Científica Internacional (CCI), advertía de que lo que hasta entonces eran fenómenos cíclicos "naturales", como "el Niño" o la Oscilación del Atlántico Norte -anomalías periódicas en las temperaturas del agua del mar y en las corrientes oceánicas- estaban empezando a exagerarse y a influir notablemente en las poblaciones y economías costeras, donde entorno al año 2000 se concentraban las tres cuartas partes de la población y actividad económica del Planeta.

Ya en 1975 el semanal "Newsweek" lanzó uno de los primeros editoriales catastrofistas sobre el devenir de nuestro clima. Curiosamente el aumento de partículas contaminantes inducía, según los primeros estudios científicos que intentaban extrapolar al futuro las variables climáticas del momento, a un enfriamiento del clima. Lo cierto es que según los estudios del IPCC, durante la década de los 70 se había confirmado que, al menos desde el final de la Segunda Guerra Mundial, era notorio un sensible enfriamiento del invierno en el Hemisferio Norte. ¿Cuántos abuelos nos han hablado de los "inviernos de antes"? En la memoria, sin ir más lejos, española, quedan los terribles inviernos de los 50 y 60. Con nevadas históricas en Barcelona 1 metro la Navidad de 1962- y heladas en la misma Costa del Sol en 1954. Tal tendencia, según todos los modelos climáticos hechos por supercomputadores a principios del siglo XXI indicaban que, hacia 1970, se había invertido la tendencia. Hasta el punto de que, sólo diez años más tarde, la década de los 90 sería considerada la más cálida desde que se tienen registros meteorológicos, eso es más o menos desde mediados del siglo XVIII.

Un clima en constante mutación

En la Era de los Dinosaurios la Tierra era mucho más cálida de cómo la habremos conocido durante nuestra existencia los humanos. Incluso la concentración de anhídrido carbónico en la atmósfera era de 5 a 10 veces superior a la del siglo XX. Después del último gran deshielo, el nivel de los mares ascendió del orden de 100 metros. Los últimos veranos del siglo XX y, el "Verano del Milenio de 2003" sacaron a la luz, al retroceder glaciares de los Alpes, los restos de vías romanas en los pasos más altos por donde Aníbal debiera invadir Italia a caballo de sus elefantes. Ello pone de manifiesto que en épocas históricas recientes y a escala biogeológica ínfimas, ya ha habido otros períodos tan o más cálidos que el que se apuntaba para el siglo XXI.

Cuando Leif Eriksson colonizó la Antártida en el 980, nos encontrábamos en el llamado "Óptimo Climático Medieval". No es casual que bautizaran a la isla como "Groenlandia" literalmente tierra "verde-. En Alemania se cultivaba la higuera y en Inglaterra la vid. Cosa que muy probablemente habremos podido contemplar de nuevo durante el siglo XXI. Los vikingos incluso pudieron navegar a bordo de sus frágiles "drakkar" a través de un mar de Terranova (donde se hundió el Titanic) libre de los temibles icebergs y "descubrir" América 500 años antes que Colón. A su vez terribles sequías en las estepas de Eurasia provocaron grandes movimientos de población nómada, como las "hordas" mongola y magyar (Gengis Khan) que aterrorizaron a las incultas y pobres poblaciones europeas que allá por el Siglo XI salían de la oscuridad de la Alta Edad Media. En valles del Pirineo y los Alpes los paleoclimatólogos han individualizado restos de polen que demuestran que el olivo era prácticamente un monocultivo, donde nuestro imaginario colectivo sitúa a Heidi y vacas lecheras pastando entre abetos... Como vemos, la "oscura Edad Media" ni fue tan oscura, ni mucho menos fría.


Europa, después del Renacimiento, vivió una "Pequeña Edad de Hielo" durante los siglos XV a XIX. Los escandinavos tuvieron que abandonar Groenlandia a los esquimales, el floreciente reino normando medieval de Escocia entró en decadencia y se "unió" a Inglaterra. Los cuadros de la Escuela Flamenca (Van Eyck, Rubens) nos muestran unos paisajes helados en la oceánica y templada campiña holandesa de los molinos de viento y tulipanes de hoy en día. En 1601 los jardines de Cambridge tenían restos de hielo del invierno anterior ¡en pleno julio!. Durante el siglo siguiente las cosechas fueron malísimas o destruidas por fríos inusuales en primavera y se habla incluso del "año sin verano" en 1816 en que, al otro lado del Atlántico, la nieve cubrió el valle del Hudson en la usualmente bochornosa y casi tropical Nueva York en junio y las cosechas de maiz de Nueva Inglaterra se congelaron en julio. La agricultura a finales del siglo XVIII había retrocedido en Europa y se produjo "la gran hambre" que, entre otros motivos, favoreció la Revolución Francesa. Las tropas de Napoleón perecieron de frío y hambre en Rusia gracias al "General Invierno". El Baró de Maldà en su dietario "Calaix de Sastre" (Cajón de Sastre) ha dejado una memorable descripción de los crudos inviernos y nevadas en Barcelona y bloques de hielo flotando enfrente de Montjuïc en la primavera de 1796 y cuadros como "La Nevada" de Goya y las novelas de Pérez Galdós consolidaron el mito de la fría y blanca Castilla en invierno. El Siglo de las Luces, paradójicamente fue el más frío de los últimos 2500 años.

Como se ve, ya muchas otras veces las causas naturales han sido detonantes importantes de las grandes migraciones, cambios económicos, políticos y sociales. En plena Siglo XXI, de las eras "Tecnológica y Espacial", una vez más el ser humano no habrá dejado de ser más que una marioneta en manos de la naturaleza y posiblemente habremos debido empezar a plantearnos en serio que la Tierra nos expulsa y nos coloca frente a un nuevo cambio de magnitudes históricas: la búsqueda de otra "Tierra". Y, por una vez, empieza a quedar claro que esta vez nos hemos extralimitado y el cambio, radical y dramático, lo habremos ocasionado nosotros mismos. Martín Vide, una vez más, no deja lugar a la duda: "las tendencias hacia el aumento de temperatura son muy difíciles de modificar, y aunque quemáramos mucha menos cantidad de combustibles fósiles que en la actualidad (la reducción prevista en Kyoto es, en este sentido, totalmente insuficiente). Yo no hablaría de irreversibilidad, pero sí de tendencias muy difíciles de romper o invertir".

¿Y si en lugar de más calor, hace más frío?

En la primavera de 2003 salieron a la luz en publicaciones como "Journal of Climate" los resultados de un estudio que predecían que en 2080 la Corriente del Golfo (Gulf Stream) podría "bloquearse" si continuaba el proceso, detectado a finales del siglo XX, de deshielo del casquete polar de Groenlandia y el Ártico. Philip Huybrechts, científico de la Universidad Libre de Bruselas, anunciaba que "el modelo de predicción arrojaba el dato de que la subida de 4 º de la temperatura media en Groenlandia tendría un efecto colateral sorprendente: el paro, stop, de la Corriente del Golfo". Hacia mediados del siglo XXI el calentamiento global habría comportado un aumento tal de la temperatura en las latitudes polares capaz de arrojar al Atlántico Norte millones de litros de agua fría, comportando una consecuencia paradójica: a un aumento de la temperatura del aire le seguiría un descenso de la del agua o, si se quiere, una igualación de las diferencias existentes entre las aguas polares y las tropicales.

De esta manera en las costas del Labrador, hasta el siglo XX un lugar inhóspito con un clima, a la latitud de París, similar al de Laponia, se viviría una suavización del tiempo a causa de cambios en la salinidad y, por tanto, en las corrientes marinas. Este cambio interrumpiría, a su vez, el flujo de las cálidas aguas del Golfo de México hacia las costas de Europa Occidental de manera que en invierno la probabilidad de grandes olas de frío sería mucho más habitual que en todo el siglo XX. La hipótesis contemplaba que mares como el del Norte se podrían helar en invierno y que el período de innivación en las suaves campiñas británicas o francesas podría ser algunos inviernos crudos el equivalente al de la Rusia Europea. Las consecuencias socioeconómicas podrían ser poco menos que desastrosas, obligando a un replanteamiento total de, por ejemplo, la llamada Política Agrícola Común (PAC) de la Unión Europea. Martín Vide, para nuestro país, apunta que "los reajustes "bruscos" del sistema climático (sobre todo, sus componentes atmosférica y oceánica) permiten contemplar ciertos años y décadas fríos dentro del contexto del calentamiento global".

Nuevas Holandas

A principios del Siglo XXI la mayor parte de la población del mundo vive en zonas litorales, poco por encima del nivel del mar. Una parte, durante el Siglo XX vivía, en cambio, y de una manera completamente "precursora", bajo el nivel del mar. Los holandeses, en una colosal obra de varios siglos y generaciones han conseguido evitar las inundaciones periódicas de las mareas del Mar del Norte y, además, ganar un tercio más de territorio para el país más superpoblado de Europa mediante la construcción de diques y pólders. Lo que hasta el siglo XX era un capricho u originalidad de la ambición y buen hacer de los holandeses se convirtió por causa mayor en un ejemplo a seguir. La constatación del progresivo aumento del nivel del mar, ya llevó en 2001 al Gobierno Italiano a aprobar el faraónico y multimillonario "Proyecto Moisés" que preveía la construcción de tres inmensas barreras móviles para defender a Venecia y la Laguna Véneta de las cada vez más peligrosas e inusitadas mareas del Adriático conocidas con el nombre de "Acqua Alta". Es uno de los primeros ejemplos demostrado de adaptación del Hombre y la Civilización al drástico cambio del medio natural en marcha.

Estudios realizados en el Instituto de Investigación Marina de Kiel por el profesor Axel Timmermann demuestran que, en base a datos del pasado, "el progresivo aumento del nivel del mar y las consecuencias catastróficas de las mareas cada vez más irregulares y grandes es consecuencia de la extremalización de las variables meteorológicas. Sin saber a ciencia cierta si esto tiene causas humanas, el caso es que los modelos de simulación marcan la tendencia de que hacia el 2044 el incremento será perceptible del orden de 2 a 4 º Celsius con un aumento del nivel de los océanos del orden de 09 metros". A conclusiones parecidas ha llegado para el Mediterráneo un estudio realizado por el profesor Joaquim Tintoré en el Instituto Mediterraneo de Estudios Avanzados de la Universidad de las Islas Baleares.

No cuesta imaginar que en otros lugares del mundo como Bangla Desh, el Delta del Nilo, el Delta del Ebro o el Río de la Plata se temiese por la inundación y pérdida definitiva de estos terrenos inmensamente productivos y, en muchos casos, superpoblados a manos del mar. Incluso la gran ciudad del siglo XX, Nueva York, que fue creada precisamente por los holandeses como Nueva Amsterdam, puede acabar

Comentaris

Gabriel Salvà ha dit…
En el tema de les oliveres a Alemanya i les vinyes a Anglaterra no sé si en aquest aspecte deu haver temes de trangènia pel mig, per així argumentar més l'augment de temperatures. Bé, és evident que n'hi ha hagut d'escalfament, però les previsions tan catastròfiques que fan alguns... No sé, vivim en un món tan manipulat...
Albert Pe punt Bea ha dit…
Jo crec que alguna cosa hi deu haver -de canvi climàtic- quan comença a haver-hi variacions significatives en la distribució de la vegetació, els cultius i la fauna. Si per causes antropogèniques o no ja és una altra qüestió que no es podrà confirmar sinó és d'aquí un parell o tres de dècades
Anònim ha dit…
Hasta antes de la primera y segunda revolución industrial los cambios que experimentaba el clima de la tierra eran naturales, tales como los periodos de glaciación e inter glaciación. Estos se fueron alterados una vez se empezaron a emitir grandes cantidades de gases y residuos dañinos a la atmosfera de manera incontrolada. Esto fue el inicio del calentamiento global generado por la acción humana.

Los efectos del calentamiento global incluyen efectos ambientales, sociales, económicos y de salud. Algunos ya se observan y otros se esperan a corto, mediano o largo plazo (con diverso grado de certeza); algunos son localizados y otros globales;​ algunos son graduales y otros abruptos; algunos son reversibles y otros no; algunos pueden tener consecuencias positivas, pero la mayoría son adversos.

Los efectos ambientales incluyen el aumento de la temperatura oceánica, la acidificación del océano, el retroceso de los glaciares, el deshielo ártico, la subida del nivel del mar, una posible parada de la circulación oceánica, extinciones masivas, desertificación, fenómenos meteorológicos extremos, cambios climáticos abruptos y efectos a largo plazo.​

Los efectos económicos y sociales incluyen cambios en la productividad agrícola, expansión de enfermedades, una posible apertura del paso del Noroeste, inundaciones, impacto sobre pueblos indígenas, migraciones ambientales y guerras climáticas.

Los efectos futuros del cambio climático variarán dependiendo de las políticas de cambio climático y el desarrollo social.​ Las dos principales políticas para enfrentar el cambio climático son la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (mitigación) y la adaptación a sus efectos.​ La ingeniería climática es otra opción.​ Las políticas en el corto plazo podrían afectar significativamente los efectos a largo plazo. Políticas de mitigación estricta podrían limitar el calentamiento global para 2100 en cerca de 2 °C o menos, en relación a niveles preindustriales. Sin mitigación, un aumento en la demanda energética y el uso amplio de combustibles fósiles​ podrían llevar a un calentamiento global de alrededor de 4 °C.​ Con magnitudes superiores sería más difícil adaptarse e incrementaría el riesgo de impactos negativos.
Anònim ha dit…
Antes de la primera y segunda recolución industrial los cambios que habia en el clima eran naturales, tales como los periodods de glaciación e interglaciación. Todo esto empezó a cambiar a partir de que empezarona emitirse grandes cantidades de gases y residuos dañinos a la atmosfera de manera incontrolada. A partir de esto empezron los cambios climaticos generados por la acción humana.
Los efectos del calentamiento global incluyen efectos ambientales, sociales, económicos y de salud. Algunos ya se observan y otros se esperan a corto, mediano o largo plazo (con diverso grado de certeza); algunos son localizados y otros globales;​ algunos son graduales y otros abruptos; algunos son reversibles y otros no; algunos pueden tener consecuencias positivas, pero la mayoría son adversos.

Los efectos ambientales incluyen el aumento de la temperatura oceánica, la acidificación del océano, el retroceso de los glaciares, el deshielo ártico, la subida del nivel del mar, una posible parada de la circulación oceánica, extinciones masivas, desertificación, fenómenos meteorológicos extremos, cambios climáticos abruptos y efectos a largo plazo.

Los efectos económicos y sociales incluyen cambios en la productividad agrícola, expansión de enfermedades, una posible apertura del paso del Noroeste, inundaciones, impacto sobre pueblos indígenas, migraciones ambientales y guerras climáticas.

Los efectos futuros del cambio climático variarán dependiendo de las políticas de cambio climático​ y el desarrollo social. Las dos principales políticas para enfrentar el cambio climático son la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (mitigación) y la adaptación a sus efectos.​ La ingeniería climática es otra opción. Las políticas en el corto plazo podrían afectar significativamente los efectos a largo plazo. Políticas de mitigación estricta podrían limitar el calentamiento global para 2100 en cerca de 2 °C o menos, en relación a niveles preindustriales. Sin mitigación, un aumento en la demanda energética y el uso amplio de combustibles fósiles​ podrían llevar a un calentamiento global de alrededor de 4 °C. Con magnitudes superiores sería más difícil adaptarse​ e incrementaría el riesgo de impactos negativos.
Anònim ha dit…
Un del els elements que constitueixen el canvi climàtic que s’està produint a la Terra és l’augment de la temperatura. Una conseqüència d’aquest augment és el desglaç dels pols, que aboca una quantitat ingent d’aigua dolça i freda als oceans, pujant el nivell del mar. Així mateix, aquest abocament provoca canvis en la salinitat i en els corrents marins: el text recull una hipòtesi segons la qual l’aigua càlida que va del golf de Mèxic cap a Europa es podria desviar, fent que els hiverns europeus fossin molt més freds.

La pujada del nivell del mar també pot provocar que les zones litorals del planeta i llocs com els Països Baixos i Venècia, que ja estan sota el nivell del mar o gairebé, desapareguin o bé es vegin obligades a reforçar o construir dics per sobreviure. Si els litorals desapareguessin les conseqüències econòmiques serien molt greus, ja que en aquestes zones hi ha molta població, indústries i turisme.
Anònim ha dit…
El escalfment global, en els seus orígens, és un fenomen natural i cíclic que tenia el planeta cada x període de temps. Aquest escalfament global resultava en períodes de glaciació global i períodes interglacials. A causi de l'accion humana sobre la terra, la emission de gasos deñainos i d'efecte invernadoero emesos cap a l'atmosfera han augmentat de manera dràstica, fent així, que la temoeratura global pugi fins a prop d'1,5 graus fins al dia d'avui. Aquest increment de temperatura ha arribat a tal punt que ni tan sols el cicle de glaciació en què ens trobem està podent reduir la temperatura del planeta.
Una de les consequéncias més notables de l'escalfament global artificial és el seu efecte sobre tant la fauna com la flora. Un exemple clar d'això seria com la població de corals s'ha reduït a un menys del seu 50 per cent i moltes subespècies de corals han desaparegut. Això a estat un resultat de tant l'augment de el nivell de la mar colze de calentameinto d'aquest.
Arribats a aquest punt no queda una altra opció que no sigui rectificar i començar a planificar a llarg termini com es van a aturar les emissions massives d'aquests gasos nocius i com la humanitat va a viure únicament amb energies renovables.
Martí Puig ha dit…
VINYES A ANGLATERRA I OLIVERES A ALEMANYA
El canvi climàtic està arribant amb molta força al nostre planeta, i això pot comportar una sèrie de causes i canvis en la vegetació i en el clima dels països, com és el cas i com a possible hipòtesi científica que pot succeir, en trobar vinyes a Anglaterra i oliveres a Alemanya; dos tipus d’arbre que tenen molta abundància a la península ibèrica i que segons es preveu, es pot produir un ascens progressiu de la temperatura al llarg del segle XXI i transportar aquest tipus d’arbres cap al nord d’Europa. És evident, que aquests fenòmens van cridar l’atenció dels climatòlegs, i que s'estava davant d'un dels primers símptomes del canvi climàtic: un canvi de temps radical i per tant, un canvi de temperatures i un canvi meteorològic a tot el planeta que variarà. Per aquest motiu, aquests dos fenòmens del títol es poden afegir als següents canvis de temperatura que ja s’han produït a Europa: la nevada de setembre de 1996 o de 2003 a Àustria, Baviera i Suïssa o la nevada tan d’hora de Barcelona el novembre del 1999.
Lucía ha dit…
El canvi climàtic és la variació global del clima de la Terra. Des del naixement de la Terra hi
ha hagut molts canvis climàtics en ella degut a causes naturals, però des de fa alguns anys
també degut a l’acció de l’ésser humà.
Com a l’article diu, abans els climes de diferents parts de la Terra eren diversos als d’avui
en dia. Per exemple, Groenlàndia fa més de 1000 anys era verda, i ara és blanca. Aquests
canvis de clima eren causats per la natura, i més tard arribaria la petita edat de gel, que
encara canviaria més les coses.
Però, quan comença la revolució industrial a Europa, es produeix un fenomen el qual
segueix present, l’escalfament global. L’escalfament global és un canvi climàtic causat per
l’ésser humà.
En conclusió, durant la història el clima ha anat canviant per causes naturals, però avui en
dia l’estem canviant nosaltres més ràpid del que ho fa la Terra, i això porta conseqüències
molt greus per al planeta i per la nostra espècie.
Sara ha dit…
Canvi Climàtic, l’escalfament global:
Primer comencem per definir que es el clima i que es el canvi climàtic. El clima és l'estadística del temps atmosfèric, el canvi climàtic és una variació de l’estat del clima identificable en les variacions del valor mitjà o en la variabilitat de les seves propietats que es mantenen durant un extens període. El canvi climàtic es deu a processos naturals, o en aquest cas l’alteració dels sucessos per culpa del home. L’escalfament global va començar fa 180 anys, però en els últims anys s’ha començat a notar molt més. La principal causa de l’escalfament global son les quantitats creixents dels gasos d’hivernacle en l’atmosfera terrestre, produits per els cotxes i les fàbriques. També trobem altres conseqüències, com per exemple, la desforestació, l’augment d’aerosols que és suspensió de partícules fines sòlides o líquides en un gas. Que podem fer per començar a parar tot això? Podem començar a reciclar els plàstics que tenim a casa, utilitzar transport públic o anar amb bicicleta d’un lloc a un altre i deixar d’utilitzar tant freqüentment els cotxes.

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