“El terror global durará no menos de cien años”
Entrevista con Fred Halliday, profesor de la Londos School of Economics y especialista en terrorismo
“El terror global durará no menos de cien años”
-La sociedad cada vez vive más condicionada por el peligro, el riesgo, el miedo, el terror a la delincuencia, los atentados a gran escala como pequeña. La obsesión por la seguridad se ha convertido en el factor subyacente a casi todo. ¿Es el terrorismo tan nuevo, o la única novedad estriba en que durante unos años parecía que el mundo se encaminaba hacia la paz?
-El neoterrorismo es nuevo en tal que sus objetivos son novedosos, pero el terror no es nada nuevo ni mucho menos... Nunca hemos de olvidar que el terror es sólo una táctica que se rige por objetivos políticos y, quienes están detrás, los que impulsan los actos terroristas non son locos, serán crueles, pero no locos. Saben qué hacen y por qué lo hacen. Otra cosa son el suicida adoctrinado o el delincuente atraido a mafias o redes terroristas. Bin Laden, el jefe de Eta, del Ira, de los terroristas corsos o de una red de extorsionadores o secuestradores de cualquier lugar del mundo estudia sus objetivos, los escoge según un plan y sabe exactamente qué consecuencias tendrá su acción. La novedad estriba en este caso en la religión como motor, pero no en el mero terror como táctica. Claro que con la desaparición de la Urss parecía que se había acabado la confrontación como motor de la evolución, pero visto cómo es el mundo de desigual era sólo cuestión de tiempo que apareciera un nuevo “contrincante”, ¿no?
-¿Entonces, se puede colocar en el mismo saco a los diferentes tipos de terrorismos, al que busca un efecto local como el que pretende extender el pánico globalmente?
-Es una división falsa. No se puede decir que haya terrorismos diferentes, terrorismos buenos y malos. Ciertamente el fenómeno del neoterrorismo, la delincuencia global o las mafias transnacionales marcan ciertas diferencias con los objetivos políticos o económicos de los terrorismos de estar por casa, al estilo de ETA, el IRA o los antiguos terroristas palestinos de los años 70. Pero es que el terrorismo es un fenómeno que iniciamos los europeos con el terror revolucionario francés en 1792: atemorizar a la gente o un grupo de gente con tal de obtener una ventaja política. La lección la han aprendido muy bien.
-En sus escritos habla del rencor global como causa fundamental del terror global, ¿puede explicarnos a qué se refiere?
-El rencor global no es nada más que la gran angustia que provoca la tremenda desigualdad imperante en el mundo. Más allá del próspero Occidente hay un mundo, la mayor parte de la población del planeta, conviene no olvidarlo, que observa gracias a la eficiencia y difusión de los medios de comunicación y la cultura global, la gran discriminación en que subsisten los que en épocas anteriores no hubieran sido conscientes de ello. De estos centenares de millones de seres humanos, basta que hayan surgido unas ideas, unos líderes y un porcentaje suficiente de “seguidores” de los mismos para que el mundo haya entrado en una “guerra” que, siendo optimista, igual nos lleva unos cien años.
-Una de las consecuencias de la globalización y la generalización de una “cultura universal” ha sido esta constatación de las diferencias pero, ¿no se podría decir que estos fenómenos, en las manos de la gente cruel que mencionaba antes, han agravado los riesgos que sufrimos en un mundo tan complejo precisamente por valerse de las nuevas tecnologías y posibilidades de la mundiaización ?
-Sí y no. Por una parte es cierto que a mayor tecnificación y mayor universalización de las mismas, mayor posibilidad de que alguien utilice estos avances con fines terroristas. Pero no olvidemos que también el hiperpoder, Estados Unidos, ha contribuido a la carrera de armamentos y que, en cierta manera, la mayor parte de la población del mundo estamos en medio del campo de batalla de dos fundamentalismos que se retroalimentan. Estamos en medio del fuego cruzado de un terror de estado, del hiperpoder, y de un terror difuso, el de los grupos terroristas o la delincuencia organizada.
-Y por esto mismo, ¿hemos de temer, además de al mismo terrorismo, que hayamos de irnos acostumbrando a un mundo cada vez más inseguro donde, curiosamente, para darnos mayor seguridad se pretende tenerlo todo cada vez más más controlado, con la extensión por todas partes de las cámaras que nos gravan en todas partes, los controles de seguridad, el espionaje de estado, la restricción de las libertades individuales, etc...?
-Mire, en Londres, desde los atentados del Ira de hace 30 años he sido grabado de media treinta veces cada día y cada vez que vengo a Barcelona las colas en los aeropuertos y estaciones de Londres son más duraderas, exhaustivas y molestas y ahora quieren implantar un carnet de indentidad y seguramente nuestro mail, nuestras llamadas y cuentas bancarias están siendo investigadas en este momento y, aún así, en cualquier momento y lugar conseguiran su objetivo.
Y a pesar de todos estos actos, ni el Hiperpoder consigue limitar nuestro comportamiento ni los terroristas consiguen atemorizarnos del todo. Cada vez son más las personas que quieren venir a vivir a las ciudades occidentales, la economía mundial funciona y nuestro sistema de vida y valores no tiene vuelta atrás.
-Para acabar, primero fueron los aviones el 11-S, en Madrid y Londres fueron los trenes, metros y autobuses, en Bali y el Mar Rojo, secuestros y ataques a centros turísticos, ¿El próximo ataque vendrá de la mano de un barco con un contendedor cargado de explosivos en un puerto o, como previno Tony Blair, habrá que vivir preguntándose no “si lo conseguirán sinó cuándo y cómo”?
-Es obvio que cualquier día volverá a ocurrir un ataque sorprendente y de grandes magnitudes, no hay quién pare al suicida que quiere morir matando a cuantos más mejor. Pero a medida que se extienda la intensificación de la seguridad en puertos, aeropuertos o estaciones, intentarán cualquier cosa, sea con bombas químicas, biológicas, con el agua. No sé. Y desde luego que con la política practicada por Occidente desde el 11-S sólo se ha añadido más y más leña al fuego. Ahora están entretenidos con Iraq, pero que nadie dude que esto nos llevará muchos y muchos años...
Ⓒ Albert Pérez Bea, for "CNR Magazine", february 2006
“El terror global durará no menos de cien años”
-La sociedad cada vez vive más condicionada por el peligro, el riesgo, el miedo, el terror a la delincuencia, los atentados a gran escala como pequeña. La obsesión por la seguridad se ha convertido en el factor subyacente a casi todo. ¿Es el terrorismo tan nuevo, o la única novedad estriba en que durante unos años parecía que el mundo se encaminaba hacia la paz?
-El neoterrorismo es nuevo en tal que sus objetivos son novedosos, pero el terror no es nada nuevo ni mucho menos... Nunca hemos de olvidar que el terror es sólo una táctica que se rige por objetivos políticos y, quienes están detrás, los que impulsan los actos terroristas non son locos, serán crueles, pero no locos. Saben qué hacen y por qué lo hacen. Otra cosa son el suicida adoctrinado o el delincuente atraido a mafias o redes terroristas. Bin Laden, el jefe de Eta, del Ira, de los terroristas corsos o de una red de extorsionadores o secuestradores de cualquier lugar del mundo estudia sus objetivos, los escoge según un plan y sabe exactamente qué consecuencias tendrá su acción. La novedad estriba en este caso en la religión como motor, pero no en el mero terror como táctica. Claro que con la desaparición de la Urss parecía que se había acabado la confrontación como motor de la evolución, pero visto cómo es el mundo de desigual era sólo cuestión de tiempo que apareciera un nuevo “contrincante”, ¿no?
-¿Entonces, se puede colocar en el mismo saco a los diferentes tipos de terrorismos, al que busca un efecto local como el que pretende extender el pánico globalmente?
-Es una división falsa. No se puede decir que haya terrorismos diferentes, terrorismos buenos y malos. Ciertamente el fenómeno del neoterrorismo, la delincuencia global o las mafias transnacionales marcan ciertas diferencias con los objetivos políticos o económicos de los terrorismos de estar por casa, al estilo de ETA, el IRA o los antiguos terroristas palestinos de los años 70. Pero es que el terrorismo es un fenómeno que iniciamos los europeos con el terror revolucionario francés en 1792: atemorizar a la gente o un grupo de gente con tal de obtener una ventaja política. La lección la han aprendido muy bien.
-En sus escritos habla del rencor global como causa fundamental del terror global, ¿puede explicarnos a qué se refiere?
-El rencor global no es nada más que la gran angustia que provoca la tremenda desigualdad imperante en el mundo. Más allá del próspero Occidente hay un mundo, la mayor parte de la población del planeta, conviene no olvidarlo, que observa gracias a la eficiencia y difusión de los medios de comunicación y la cultura global, la gran discriminación en que subsisten los que en épocas anteriores no hubieran sido conscientes de ello. De estos centenares de millones de seres humanos, basta que hayan surgido unas ideas, unos líderes y un porcentaje suficiente de “seguidores” de los mismos para que el mundo haya entrado en una “guerra” que, siendo optimista, igual nos lleva unos cien años.
-Una de las consecuencias de la globalización y la generalización de una “cultura universal” ha sido esta constatación de las diferencias pero, ¿no se podría decir que estos fenómenos, en las manos de la gente cruel que mencionaba antes, han agravado los riesgos que sufrimos en un mundo tan complejo precisamente por valerse de las nuevas tecnologías y posibilidades de la mundiaización ?
-Sí y no. Por una parte es cierto que a mayor tecnificación y mayor universalización de las mismas, mayor posibilidad de que alguien utilice estos avances con fines terroristas. Pero no olvidemos que también el hiperpoder, Estados Unidos, ha contribuido a la carrera de armamentos y que, en cierta manera, la mayor parte de la población del mundo estamos en medio del campo de batalla de dos fundamentalismos que se retroalimentan. Estamos en medio del fuego cruzado de un terror de estado, del hiperpoder, y de un terror difuso, el de los grupos terroristas o la delincuencia organizada.
-Y por esto mismo, ¿hemos de temer, además de al mismo terrorismo, que hayamos de irnos acostumbrando a un mundo cada vez más inseguro donde, curiosamente, para darnos mayor seguridad se pretende tenerlo todo cada vez más más controlado, con la extensión por todas partes de las cámaras que nos gravan en todas partes, los controles de seguridad, el espionaje de estado, la restricción de las libertades individuales, etc...?
-Mire, en Londres, desde los atentados del Ira de hace 30 años he sido grabado de media treinta veces cada día y cada vez que vengo a Barcelona las colas en los aeropuertos y estaciones de Londres son más duraderas, exhaustivas y molestas y ahora quieren implantar un carnet de indentidad y seguramente nuestro mail, nuestras llamadas y cuentas bancarias están siendo investigadas en este momento y, aún así, en cualquier momento y lugar conseguiran su objetivo.
Y a pesar de todos estos actos, ni el Hiperpoder consigue limitar nuestro comportamiento ni los terroristas consiguen atemorizarnos del todo. Cada vez son más las personas que quieren venir a vivir a las ciudades occidentales, la economía mundial funciona y nuestro sistema de vida y valores no tiene vuelta atrás.
-Para acabar, primero fueron los aviones el 11-S, en Madrid y Londres fueron los trenes, metros y autobuses, en Bali y el Mar Rojo, secuestros y ataques a centros turísticos, ¿El próximo ataque vendrá de la mano de un barco con un contendedor cargado de explosivos en un puerto o, como previno Tony Blair, habrá que vivir preguntándose no “si lo conseguirán sinó cuándo y cómo”?
-Es obvio que cualquier día volverá a ocurrir un ataque sorprendente y de grandes magnitudes, no hay quién pare al suicida que quiere morir matando a cuantos más mejor. Pero a medida que se extienda la intensificación de la seguridad en puertos, aeropuertos o estaciones, intentarán cualquier cosa, sea con bombas químicas, biológicas, con el agua. No sé. Y desde luego que con la política practicada por Occidente desde el 11-S sólo se ha añadido más y más leña al fuego. Ahora están entretenidos con Iraq, pero que nadie dude que esto nos llevará muchos y muchos años...
Ⓒ Albert Pérez Bea, for "CNR Magazine", february 2006
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